Si nos preguntaran si sabemos
escuchar, la gran mayoría responderíamos que sí, sin vacilar un segundo,
¿cierto? Veamos si realmente es así…
Al ponerme a escribir sobre el
tema, no he podido evitar recordar cuando mi maestra, en el colegio, nos hacía
hincapié en la diferencia entre OÍR y ESCUCHAR, ¿lo recordáis?...
Oír es un fenómeno
fisiológico, es percibir las vibraciones del sonido, es completamente pasivo. Escuchar es la capacidad de captar,
atender e interpretar la totalidad del mensaje, no sólo lo que la persona está
expresando directamente, sino también los sentidos, ideas o pensamientos que
subyacen; escuchando añadimos significado al sonido.
Hace unas semanas os hablé de la importancia
de conocer las perspectivas de nuestro interlocutor para una verdadera
comunicación (Estilos de comportamiento: modelo DISC), pues bien, ahora podemos
afirmar que la escucha es la mitad del secreto de una comunicación efectiva.
Es muy curioso que, en plena
“era de las comunicaciones”, la falta de comunicación sea el factor común en la
gran mayoría de las relaciones –tanto profesionales como personales- que
llevamos a cabo. El causante de este defecto es que no sabemos escuchar a los demás. Estamos más tiempo pendientes de nuestras
propias emisiones, y en esta necesidad propia de comunicar se pierde la esencia
de la comunicación, es decir, poner en común, compartir con los demás. Existe
la creencia errónea de que se escucha de forma automática, pero no es así.
Escuchar requiere un esfuerzo superior al que se hace al hablar y también del
que se ejerce al escuchar sin interpretar lo que se oye (oír).
Existen muchas barreras y
distracciones que nos apartan de la escucha activa, tenemos que estar atentos
para evitarlos:
- falta
de atención, estrés, cansancio, fatiga
- pensar
lo que vamos a decir en nuestra próxima intervención
- escucha
selectiva, sólo nos esforzamos ante temas que nos parece interesantes o
nos gustan
- prejuicios,
nociones y suposiciones preconcebidas
- interrumpir
al que habla
- contar
“nuestra historia” cuando es el otro el que necesita hablar
- “síndrome
del experto”: tenemos la solución al problema de la otra persona, antes
incluso de que nos haya contado la mitad
¿Seguís pensado que sabéis
escuchar? :P… Os recomiendo que, empezando por hoy mismo, os hagáis conscientes
de vuestro proceso de escucha -no en el momento de la comunicación, claro está-; pararos a analizar si habéis escuchado a
vuestro interlocutor o, simplemente, habéis oído sus palabras… En la próxima publicación, os indicaré algunas técnicas para conseguir una comunicación eficaz con los que nos rodean.
Hasta pronto!!!!
Cristina
Aprendiendo como siempre, muchas gracias.
ResponderEliminarEsperaré al sábado para apuntarme esas técnicas! muy útil!
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