sábado, 12 de mayo de 2012

Escucha activa


Si nos preguntaran si sabemos escuchar, la gran mayoría responderíamos que sí, sin vacilar un segundo, ¿cierto? Veamos si realmente es así…

Al ponerme a escribir sobre el tema, no he podido evitar recordar cuando mi maestra, en el colegio, nos hacía hincapié en la diferencia entre OÍR y ESCUCHAR, ¿lo recordáis?...
Oír  es un fenómeno fisiológico, es percibir las vibraciones del sonido, es completamente pasivo. Escuchar es la capacidad de captar, atender e interpretar la totalidad del mensaje, no sólo lo que la persona está expresando directamente, sino también los sentidos, ideas o pensamientos que subyacen; escuchando añadimos significado al sonido.
Hace unas semanas os hablé de la importancia de conocer las perspectivas de nuestro interlocutor para una verdadera comunicación (Estilos de comportamiento: modelo DISC), pues bien, ahora podemos afirmar que la escucha es la mitad del secreto de una comunicación efectiva.

Es muy curioso que, en plena “era de las comunicaciones”, la falta de comunicación sea el factor común en la gran mayoría de las relaciones –tanto profesionales como personales- que llevamos a cabo. El causante de este defecto es que no sabemos escuchar a los demás. Estamos más tiempo pendientes de nuestras propias emisiones, y en esta necesidad propia de comunicar se pierde la esencia de la comunicación, es decir, poner en común, compartir con los demás. Existe la creencia errónea de que se escucha de forma automática, pero no es así. Escuchar requiere un esfuerzo superior al que se hace al hablar y también del que se ejerce al escuchar sin interpretar lo que se oye (oír).

Existen muchas barreras y distracciones que nos apartan de la escucha activa, tenemos que estar atentos para evitarlos:
  • falta de atención, estrés, cansancio, fatiga
  • pensar lo que vamos a decir en nuestra próxima intervención
  • escucha selectiva, sólo nos esforzamos ante temas que nos parece interesantes o nos gustan
  • prejuicios, nociones y suposiciones preconcebidas
  • interrumpir al que habla
  • contar “nuestra historia” cuando es el otro el que necesita hablar
  • “síndrome del experto”: tenemos la solución al problema de la otra persona, antes incluso de que nos haya contado la mitad
¿Seguís pensado que sabéis escuchar? :P… Os recomiendo que, empezando por hoy mismo, os hagáis conscientes de vuestro proceso de escucha -no en el momento de la comunicación, claro está-; pararos a analizar si habéis escuchado a vuestro interlocutor o, simplemente, habéis oído sus palabras… En la próxima publicación, os indicaré algunas técnicas para conseguir una comunicación eficaz con los que nos rodean.

Hasta pronto!!!!


Cristina